Jorge Sepúlveda - El Regalito

Ahí está, ese es Jorge Sepúlveda, bogotano de pantalón azul y camiseta roja. Y está ahí, acostado en el agua con ropa, y parece que dijera: vean, acá mientras tomo el sol les dejo este pedazo de obra mía, no es mucho, pero es probablemente uno de los documentos más grandes de nuestra música contemporánea.

Tan apartado como el lugar donde parece está Sepúlveda podemos situar este trabajo, tan de allá pero tan de acá. Como si los Soft Machine o Henry Cow hicieran fiesta con Curupira (o los Curupiros como se llaman entre ellos). Como si Chris Cutler hubiese nacido en nuestra costa pacifica.

El Regalito, con el diminutivo característico de nuestra tierra, es el segundo corte de un trabajo que lleva por nombre Caída Libre, y logra ser una de las composiciones más representativas de este extraordinario trabajo.

Caída Libre tiene elementos muy importantes que logran hacer un balance muy inteligente de sonidos. Hay una cohesión perfecta entre los aires de nuestras costas y formas avanzadas de jazz y rock, sin nunca llegar a exagerar ni mimetizar ninguna sus partes. Y la percusión, el recurso sonoro más aprovechado en todo el disco, toma las expresiones menos inmediatas. El nivel de detalle con el que se logra exponer toda la grandeza de la batería hace de Caída Libre un disco aparte en toda la discografía del colectivo de La Distritofonica.

Por la cercanía sonora y personal entre Jorge Sepúlveda y Ricardo Gallo, se puede decir, sin temor a exagerar ni tergiversar, que Caída Libre (2008) y Urdimbres y Marañas (2007) son discos hermanos. Son discos que se complementan y a su vez logran crear un todo que no necesita muchas definiciones pero sí requiere mucha atención. Y es que si en nuestra anciana guerra son válidas todas las formas de lucha, en estos trabajos se validan todas las forma de música; y me perdonaran ustedes esa comparación tan inoportuna pero es que no hay que olvidar lo que somos, pero mucho más importante, nunca olvidar lo que tenemos.

Caída Libre es una muy buena oportunidad de aprovechar un disco que mantiene una estructura muy compleja a lo largo de una muy interesante dosis de melodía, patrones repetitivos que se intercalan con la libertad juguetona del jazz más decantado. Voces que aparecen y desaparecen, un ensamble de vientos de alta calidad, contrabajo y guitarras; todos hacen fiesta al lado de los sonidos de la percusión que en este trabajo toma caminos inesperados pero con equilibrio y exactitud de relojero.

El Regalito viene acompañado de la voz y letra de Sol Suárez, y es fácilmente, una de las piezas colombianas más completas que haya escuchado en mucho tiempo.

1 comments:

gergle dijo...

Muy buen comentario, bien sustancioso y explicativo sobre un trabajo musical Colombiano que merece difusión y a ver si de pronto empezamos a valorar y a querer más lo nuestro.