En los ochentas se movió mucho el espectro de la música popular de un lado para otro. Se hizo de todo pero nada en concreto, había bandas de discutible y muy dudoso heavy metal, estaban aquellos que se hacían (o hacen) llamar góticos (el anterior paréntesis es porque no hay nada más horrendo que ver góticos de más 30 años, ¡¡maduren!!), la llegada definitiva de los sintetizadores y artilugios electrónicos a las pistas de baile (casi 40 años después de su creación), la popularización del punk, el auge del new wave, el contrasentido del rock en español, y muchas cosas más. Cada uno tendrá su punto de vista.
Pero por ahora es tiempo de darle cabida a una de esas bandas para la cual los limites del pop no existieron, y hablo de pop, como esas pequeñas estructuras musicales que tienen la capacidad de quedarse amarradas a nuestro cerebro y en muchas ocasiones a la conciencia colectiva sin explicación alguna y sin que nadie haya probado aún por qué, eso lo digo porque a veces, aunque no sea necesario, es bueno diferenciarlo del otro término a veces usado para el pop, el de ventas y estrategias comerciales más directamente relacionadas con la imagen del artista que con otra cosa. Y aunque lo segundo no quita lo primero ni viceversa, y los dos pueden convivir perfectamente, para el grupo de hoy creo que la segunda definición nunca fue la mejor, mientras que la primera lo fue y de qué manera. Prefab Sprout podría ser sin mayor meditación la banda más pop de toda la década de los ochentas, con la triste paradoja de lograr tan solo una canción éxito en las listas y un disperso puñado de seguidores.
Aunque From Langley Park to Memphis no es mi álbum favorito de Prefab Sprout, es uno de los mejores de la banda, contiene la canción de mayor reconocimiento para el grupo y fue lanzado hace veinte años en Inglaterra. Es un disco extraño, a pesar de lo digerible y de tan fácil lectura que parece ser. Pero no es así, no del todo, siendo Prefab Sprout una banda británica que nunca había logrado tocar ni un solo pedazo del pastel musical de los Estados Unidos, este álbum a primera vista parecería una oda a la cultura del Tio Sam, o para otros, un intento de llegar al mercado gringo. Ninguna de las dos, creo que se trata de un juego de sutil y delicada construcción, no es una sátira ni mucho menos una burla, es un simple experimento de Paddy McAllon, el obsesionado líder de la banda, para mostrar al mundo esas cosas que ellos admiran y no admiran de la cultura americana, con respeto, pero también con un maravilloso sentido del humor. Desde el mismo título del álbum, y con canciones con nombres como Hey Manhattan!, Cars & Girls o The King of Rock 'N' Roll, es claro hacia dónde va la temática del disco, pero McAllon fue un gran compositor, y las canciones van más allá, sus letras tienen más elementos, juegos de palabras, frases aparentemente absurdas, pero todo lleno de gran significado y valor.
Su canción más popular fue The King of Rock 'N' Roll, acompañada de un extrañísimo y divertido video, canción que muy seguramente han escuchado en muchas ocasiones, y si no es así, igualmente tendrán la sensación de que así ha sido. Eso es el pop.
(hot dogs, jumping frog, albuquerque, la la la la la laaa)
Pero por ahora es tiempo de darle cabida a una de esas bandas para la cual los limites del pop no existieron, y hablo de pop, como esas pequeñas estructuras musicales que tienen la capacidad de quedarse amarradas a nuestro cerebro y en muchas ocasiones a la conciencia colectiva sin explicación alguna y sin que nadie haya probado aún por qué, eso lo digo porque a veces, aunque no sea necesario, es bueno diferenciarlo del otro término a veces usado para el pop, el de ventas y estrategias comerciales más directamente relacionadas con la imagen del artista que con otra cosa. Y aunque lo segundo no quita lo primero ni viceversa, y los dos pueden convivir perfectamente, para el grupo de hoy creo que la segunda definición nunca fue la mejor, mientras que la primera lo fue y de qué manera. Prefab Sprout podría ser sin mayor meditación la banda más pop de toda la década de los ochentas, con la triste paradoja de lograr tan solo una canción éxito en las listas y un disperso puñado de seguidores.
Aunque From Langley Park to Memphis no es mi álbum favorito de Prefab Sprout, es uno de los mejores de la banda, contiene la canción de mayor reconocimiento para el grupo y fue lanzado hace veinte años en Inglaterra. Es un disco extraño, a pesar de lo digerible y de tan fácil lectura que parece ser. Pero no es así, no del todo, siendo Prefab Sprout una banda británica que nunca había logrado tocar ni un solo pedazo del pastel musical de los Estados Unidos, este álbum a primera vista parecería una oda a la cultura del Tio Sam, o para otros, un intento de llegar al mercado gringo. Ninguna de las dos, creo que se trata de un juego de sutil y delicada construcción, no es una sátira ni mucho menos una burla, es un simple experimento de Paddy McAllon, el obsesionado líder de la banda, para mostrar al mundo esas cosas que ellos admiran y no admiran de la cultura americana, con respeto, pero también con un maravilloso sentido del humor. Desde el mismo título del álbum, y con canciones con nombres como Hey Manhattan!, Cars & Girls o The King of Rock 'N' Roll, es claro hacia dónde va la temática del disco, pero McAllon fue un gran compositor, y las canciones van más allá, sus letras tienen más elementos, juegos de palabras, frases aparentemente absurdas, pero todo lleno de gran significado y valor.
Su canción más popular fue The King of Rock 'N' Roll, acompañada de un extrañísimo y divertido video, canción que muy seguramente han escuchado en muchas ocasiones, y si no es así, igualmente tendrán la sensación de que así ha sido. Eso es el pop.
(hot dogs, jumping frog, albuquerque, la la la la la laaa)
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