¡Esto es lo mio!. Y si no hubiera pasado gran parte de mi niñez y toda mi adolescencia escuchando a The Beatles, muy seguramente mi banda favorita de todos los tiempos sería The Kinks. A eso tengo que agregar una confesión, por momentos me siento muy mal por no brindar a esta banda el tiempo que merece, es más, este blog ha descuidado de forma grosera e injusta a semejante banda que está y estará en mi corazón por el resto de mis días. Pero nunca es tarde, y acá estamos para hacer que Ray Davies y su tropa nos perdonen. Para eso empezamos por reseñar este disco de 1967, y que no puede faltar en nuestra muy resumida selección de discos publicados en años terminados en siete.
The Kinks son la verdadera esencia del rock británico, son la espina dorsal de 40 años de tradición en el estilo refinado y a veces melancólico que caracteriza el pop y el rock de las islas. Y la culpa de que haya vuelto a escuchar este disco la tiene Wes Anderson, sí, otra vez él. La semana pasada tuve oportunidad de ver The Darjeeling Limited, la última película de Anderson. Y en la banda sonora hay tres canciones de The Kinks, que aunque no son del álbum Something Else, fueron suficiente para recordar que sin importar los Lennons-McCartneys, Zappas, Enos o Bowies que existan en el mundo, siempre hay que escuchar a los Davies. Y yo no sé como hace este señor (Anderson) pero siempre, siempre me deja impresionado con la selección musical para sus películas, pero más impresionado me deja la forma en la que cada pedazo de música encaja perfectamente con las escenas. Y no sé ustedes, pero hay cierta clase de raro orgullo cuando en esas películas que a uno le gustan, incluyen música de la bandas de nuestros afectos. Eso me paso con The Darjeeling Limited, y a la vez que sentía ese raro orgullo, había una oscura sombra de verguenza sobre mi humanidad por aquello que dije hace un rato: el no dedicar el tiempo que merece tan soberbia banda.
Pero no sé por qué estoy hablando de películas y de mis traumas con The Kinks, si lo que quiero mostrar a ustedes es Something Else. Un álbum que para muchos es primordial en la vida de The Kinks, y sobretodo de Ray Davies como compositor, este disco es uno de los pasos importantes para que Davies se convirtiera en uno de los más grandes contadores de historias de la música británica. El disco comienza con un tremenda canción, David Watts, canción que luego haría famosa en los días del post-punk The Jam. Death Of A Clown que fácilmente puede ser la mejor canción para embriagarse es una de las clásicas de The Kinks. Este disco también cuenta con una de las canciones más bonitas de la banda, No Return, una joya con un estilo muy bossanova y a la que los siempre fans de The Kinks, Yo la Tengo, rindieron homenaje con un muy buen cover publicado en un EP de 1998. Canciones como Harry Rag, Afternoon Tea, Tin Soldier Man pueden estar en cualquier antología de canciones que solamente pueden ser compuestas por británicos.
Lo que algunos critican de este disco es la falta de temática y conexión entre sus canciones, algo que haría famoso a The Kinks en sus posteriores trabajos, sin embargo, este álbum, cierra con Waterloo Sunset, considerada una de las mejores canciones de la historia del rock y declarada por algunos como un himno de la vida inglesa.
Y mientras en 1967 algunos estaban ocupados haciendo psicodelia y metidos en esa escena hippie pecuecuda de San Francisco el verano del amor y demás mentiras. Y mientras algunos otros como Zappa, Beefheart, Velvet Underground, Godz! estaban ocupados tratando de dar un patadón en el trasero a los hippies y haciéndose los raros. The Kinks no querían nada de eso, no tenían ninguna intención de ser The Beatles ni The Rolling Stones, ni parecerse en lo más mínimo a The Who. A Ray Davies sólo le interesaba hacer música, y es por eso que Something Else no se parece a nada de 1967. Este álbum es una muy buena colección de canciones perfectas, no es mi disco favorito de The Kinks, pero sí uno de los que más me gusta.
Pero no sé por qué estoy hablando de películas y de mis traumas con The Kinks, si lo que quiero mostrar a ustedes es Something Else. Un álbum que para muchos es primordial en la vida de The Kinks, y sobretodo de Ray Davies como compositor, este disco es uno de los pasos importantes para que Davies se convirtiera en uno de los más grandes contadores de historias de la música británica. El disco comienza con un tremenda canción, David Watts, canción que luego haría famosa en los días del post-punk The Jam. Death Of A Clown que fácilmente puede ser la mejor canción para embriagarse es una de las clásicas de The Kinks. Este disco también cuenta con una de las canciones más bonitas de la banda, No Return, una joya con un estilo muy bossanova y a la que los siempre fans de The Kinks, Yo la Tengo, rindieron homenaje con un muy buen cover publicado en un EP de 1998. Canciones como Harry Rag, Afternoon Tea, Tin Soldier Man pueden estar en cualquier antología de canciones que solamente pueden ser compuestas por británicos.
Lo que algunos critican de este disco es la falta de temática y conexión entre sus canciones, algo que haría famoso a The Kinks en sus posteriores trabajos, sin embargo, este álbum, cierra con Waterloo Sunset, considerada una de las mejores canciones de la historia del rock y declarada por algunos como un himno de la vida inglesa.
Y mientras en 1967 algunos estaban ocupados haciendo psicodelia y metidos en esa escena hippie pecuecuda de San Francisco el verano del amor y demás mentiras. Y mientras algunos otros como Zappa, Beefheart, Velvet Underground, Godz! estaban ocupados tratando de dar un patadón en el trasero a los hippies y haciéndose los raros. The Kinks no querían nada de eso, no tenían ninguna intención de ser The Beatles ni The Rolling Stones, ni parecerse en lo más mínimo a The Who. A Ray Davies sólo le interesaba hacer música, y es por eso que Something Else no se parece a nada de 1967. Este álbum es una muy buena colección de canciones perfectas, no es mi disco favorito de The Kinks, pero sí uno de los que más me gusta.
the kinks - something else(1967)
2 comments:
The Kinks son una maravilla. Esta tradición de canciones que parecen mini novelas de la vida británica, y que pasa por The Jam, Blur y Pulp, entre otros, siempre vuelve por acá.
De éste sólo he oído Waterloo Sunset, y de acuerdo, es una super canción. Va a tocar conseguirlo.
Saludos.
No he parado de escuchar "Waterloo sunset" en los últimos días y me encuentro con este post... como bien dices, The Kinks es un conjunto buenísimo.
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