Este post originalmente era muy largo. El problema es que en todo ese montón de letras me iba lanza en ristre contra el
indie, y la promesa para este año es dejar de darle tanto zapato a dicho movimiento (genero).
Trataré de explicar las cosas de una forma diferente, más resumida, sin utilizar tantos adjetivos ofensivos. Básicamente decía que clasificar al
indie como genero musical es como clasificar los libros de papel reciclado en un genero literario. El
indie, inicialmente se concibió como un envoltorio para aquellos artistas que no mantenían filiación contractual alguna con una casa disquera de renombre. Y aunque ese tipo de ‘filosofía’ del
hágalo usted mismo (do it yourself) ha existido por más de 40 años en la música, es en los últimos 20 cuando la palabra y la expresión
indie toma fuerza. Más tarde, con la explosión de Internet, cualquiera podía publicar su propia música, en ese momento el término original cambió un tanto su significado, y se convirtió en algo más parecido a una etiqueta para arropar un movimiento y un grupo (grande) de no solamente artistas independientes, sino también críticos y fanáticos.
Sin embargo, como muchos de estos artistas guardaban sentimientos parecidos y pretendían ser
outsiders, sus influencias musicales eran básicamente las mismas, lo que hizo extender el término también a una serie de sonidos con una forma común y permitió crear variantes del
indie, y también especificas por su color musical:
indie-pop,
indie-rock,
indie-electro,
indie-folk, etc, etc. Pero hasta ahí, todo está bien, así es que se forman los llamados géneros, eso históricamente ha sido relativamente igual. El problema está, o estuvo, cuando estos
indies por su misma naturaleza independiente y de negarse al sucio mundo comercial, empezaron a creerse sus propias mentiras, lo que llevo a que se quedaran en una especie de
loop del que no podían y no querían salir. Una cierta posición cómoda ante el fuero de ser
indie:
si yo soy indie y tu eres indie, somos lo mismo, no tenemos porque pelear ni criticarnos, seamos cool. Más o menos esa es la ideología, lo que fue en detrimento de la calidad musical, en beneficio de la repetición y la falta de fuerza, en la ausencia de ambición para asumir la música. Y si a eso se le suma que cualquiera puede sacar su disco al mercado bajo la etiqueta de
indie, y como ser
indie es ser
cool, pues la cosa resulto siendo masiva y muy comercial, o
mainstream como llaman los gringos. Es decir, en dirección totalmente opuesta a lo que siempre pretendió dicho movimiento.
Lester Bangs decía, en su visionaria prosa:
el hype es el enemigo número uno, puede pervertir todas las bases de lo que un artista es, especialmente cuando empieza a creérselo.
Yo alcancé a conocer el
indie cuando era
indie, en los noventa. Sin sonar maniqueísta ni nada parecido, siempre he creído que
Pavement es la primera y la última banda
indie de la tierra. Y su significado sólo alcanza importancia al verlo en retrospectiva. Como cualquier banda importante de la música,
Pavement no cuadraba en su tiempo. Y no sólo en su sonido fragmentado de baja fidelidad, recordemos, eran los noventa,
MTV estaba en su máxima expresión, la edición de video ganó mucho con el computador, todos querían hacer de sus videos la cosa más extraordinaria y algo nunca antes visto, de los cuales hay muchos y algunos videos maravillosos. A los
Pavement no les interesaba nada de eso, no les importaba hacer un video barato y salir divirtiéndose como niños, saltando y corriendo por todo el lugar, cosa que era todo lo
anti-cool del momento, y no lo hacían como algo actuado o preparado, así eran. Hoy en día esos videos de
Pavement siguen siendo tan actuales por esa misma razón, los
indies de esta década han venido tomando esa pose de ser ‘abiertos’, ‘desenvueltos’ de ‘no pretender nada’, una postura que termina convirtiéndose en teatral y poco natural.
Pavement se mofaban, a su estilo, de la llamada escena alternativa de aquellos días, del
grunge, del
post-grunge. Y lo curioso, quizás
Pavement fue la única banda realmente alternativa de ese tiempo.
Y no terminar sin antes decir que
Stephen Malkmus puede ser encumbrado como uno de los mejores frontman de la historia del pop. Su actitud espontánea y despreocupada, además de su voz quebrada fueron la huella digital de la banda.