Es el último corte de Loveless, probablemente la canción más pop de todo el álbum y también la más larga. Tiene un comienzo muy convencional con un beat de rock clásico que se repite y que al segundo 44 de iniciado se ve contaminado por una fuerte carga de distorsión y una secuencia de voces que se va dilatando durante toda la canción. El beat se repite incansablemente a modo de espiral, con toda serie de variaciones, en una curiosa progresión de sonidos que se van sumando, deformando pero nunca trasfigurando el núcleo de la canción. La canción no contiene coro alguno y fue considerada por Brian Eno como un "nuevo estándar de hacer pop". El video, una vez más, es una serie de imágenes poco claras, mostrando el sentido de movimiento continuo que transmite la canción. A los 6.39 minutos la canción sufre un cambio inesperado cuando su volumen queda abajo casi por completo, el bajo desaparece y queda tan sólo el efecto de la batería, la guitarra y la voz sonando como en el radio de un carro viejo que lentamente se está alejando. Así termina Loveless.
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