This is England

Hace unos días tuve la oportunidad de ver la película This is England. Sorpréndete visión del director Shane Meadows acerca del movimiento skinhead en Inglaterra a comienzos de los ochenta.

La historia empieza mostrando algo de la inocencia y la soledad de un niño llamado Shaun, quien se ve involucrado en un grupo de apariencia skinhead que tan sólo tenía por divertimento destruir casas abandonadas, pasar el tiempo tomando cerveza y escuchar ska. Al parecer todo iba bien para Shaun con su nuevo grupo de amigos que lo respetaba y le brindaban su amistad. Pero la historia cambia cuando al grupo llega un radical skinhead recién salido de la cárcel (Combo) tratando de buscar adeptos para su causa, un movimiento que se adoctrina de la ideología del Frente Nacional Británico. Shaun se ve envuelto en esta ala radical de los skinheads, principalmente porque ve en Combo algún tipo de figura paterna que Shaun no tenía para ese momento, asiste a reuniones, recibe instrucciones y uno de sus premios es recibir una bandera de Inglaterra que cuelga con orgullo en su ventana.

Pero la historia cuenta con varios elementos adicionales que no se encuentran en películas de este estilo. La primera es mostrar las dos caras del movimiento skinhead, por un lado aquellos que se divierten por aparentar algo que no son, usando botas rojas, vistiendo ropa Ben Sherman y escuchando algo de música; por otro lado, se muestra la faceta radical del movimiento y cómo se alimentaba de un discurso nacionalista y patriotero de auge por esos días en Inglaterra. Momento para recordar que la presencia harto desmedida en ignorancia de este tipo de grupos en Colombia, y la proliferación absurda de bandos extremistas, cobró la vida el año pasado de un joven en la ciudad de Bogotá. Bastante tenemos con nuestros problemas para copiar los de otros, y una mala copia, como todo en Colombia. Eso sumado a la doble moral que el colombiano emana de sus poros, resulta en una mezcla mortífera y venenosa para cualquier sociedad. Hay que tener mucho cuidado, sobretodo en días de marchas organizadas por Internet, con el exagerado amor por la bandera, las manos en los corazones y los himnos a todo pulmón. El patriotismo es la virtud de los depravados, decía Oscar Wilde. Y tampoco estoy juzgando al niño en This is England por pertenecer a este tipo de grupos, digamos que antes de los 15 años uno tiene derecho a ser cualquier cosa: skinhead, laureanista, posmoderno, gaitanista, sandinista, punketo, cuatro-februerista, cristiano, fan de U2, budista, metalero, comunista, uribista, premoderno, chavista, mahometano, hippie, garcía-marquista, optimista,... Todo eso se perdona a tal edad, pero a los 20 años hay que ser serio frente a la vida y asumir las cosas con algo de madurez.

Pero sigamos, otra cosa que impresiona en This is England es la importancia que se da a la sensibilidad de cada personaje por encima del sentimiento colectivo del movimiento skinhead, es así como a medida que avanza la película, se interna al espectador en un proceso de desenmascarar y sacar a flote el perfil de todas las figuras involucradas en el movimiento, incluyendo la del mismo Shaun. Con escenas asombrosas como la de Combo al borde del llanto y la desesperación por una mujer de la que había estado enamorado, y al final, radicalmente, ella lo rechaza. También hay imágenes y secuencias donde se muestra la ironía del origen musical exclusivamente negro de las canciones que abanderan a los skinheads.

La película finaliza en una escena en donde aparece de nuevo ese Shaun solitario, con una versión pausada de Please, Please, Please let me get what I want, canción original de The Smiths sonando de fondo (disponible para escuchar). Esta escena logra hacer que nunca en mi vida vuelva a escuchar con los mismos oídos esa canción, mostrando finalmente ese sentimiento de desarraigo con todo lo que perturba a Shaun. Cuando la suerte, los amigos y los mismos enemigos no contribuyen con la comodidad y la paz mental, es importante tener en cuenta que cualquier tiempo es bueno para un cambio y reclamar lo que queremos.

En el campo musical, la banda sonora es muy buena, incluyendo clásicos de la época como el siempre delicioso Come On Eileen, el discotequero Tainted Love, los infaltables The Specials y algunos otros menos comerciales como UK Subs y Strawberry Switchblade. Además de una vigorosa selección de ska a cargo de grupos como Toots & The Maytals.

1 comments:

Anónimo dijo...

Ahora lo entiendo todo.